Opinión

La Revolución Como Factor de Degeneración en el Sistema Educativo

Por: Julio Matías,
Psicopedagogo y Docente de Educación Básica

Introducción

En toda nación verdaderamente civilizada, la educación es uno de los más grandes pilares sobre el que se edifica el futuro de la Patria. Ecuador, durante 200 años, ha sido, por diferentes épocas, laboratorio y víctima de la Revolución. Es mi deber moral y patriótico, pero, sobre todo, mi deber como profesor de niños y padre de un hijo maravilloso, manifestar mi preocupación por lo que ha pasado y sigue pasando en la educación de mi país.

Contexto histórico en el Ecuador: luces y sombras

Desde los primeros tiempos como república, el Ecuador heredó de la Iglesia y de la Corona española una tradición pedagógica centrada en el alma, la virtud y la razón. Las órdenes religiosas —jesuitas, franciscanos, dominicos, lasallistas, salesianos— fueron los pilares de una educación que formaba santos, sabios y patriotas. Ilustres laicos como Juan Montalvo, aunque ideológicamente distintos, también reconocían que educar no era simplemente instruir, sino forjar el carácter.

La educación era vista como un servicio a Dios y a la nación. La escuela era una prolongación del hogar. El respeto, la obediencia, la búsqueda de la verdad y la formación del alma eran los ejes de un modelo que, aunque no perfecto, tenía claridad sobre su misión: hacer del niño un ciudadano virtuoso, un cristiano íntegro y un hombre libre.

Pero todo cambió con el avance de la Revolución liberal, luego la marxista-socialista, y más recientemente con la Revolución progresista, a la cual se ha añadido la narcocultura, como veremos más adelante. La educación dejó de ser formación y se convirtió en una herramienta de adoctrinamiento masivo. Se rompió con la tradición, se desacralizó el aula y se expulsó a Dios de los libros y del corazón de los niños.

Gabriel García Moreno, padre de la educación ecuatoriana

Gabriel García Moreno comprendió que sin la educación cristiana no habría regeneración moral ni progreso verdadero. Fundó innumerables escuelas, repatrió congregaciones religiosas, promovió la ciencia sin desligarla de la fe, y colocó el Sagrado Corazón de Jesús como Patrono nacional. Construyó universidades, reformó colegios, fomentó la enseñanza técnica y agrícola, siempre poniendo a Dios por encima de todo.

En sus dos mandatos se vivió la única verdadera reforma educativa ecuatoriana: aquella que formaba el alma. García Moreno promovió una educación integradora, donde la matemática y la teología, la gramática y la filosofía, la historia y la liturgia convivían en armonía, formando un alma robusta y un corazón dispuesto al bien. Lamentablemente, hoy este tipo de educación se encuentra en muy pocas escuelas y colegios del país.

Bajo su mandato se construyeron escuelas en las regiones más olvidadas; se invirtió en la formación del magisterio y se fortaleció la educación femenina con las hermanas de diferentes congregaciones. También introdujo becas para que estudiantes sobresalientes pudieran perfeccionarse en el exterior. Todo esto sin desligarse jamás de la dirección espiritual y moral que debía regir en cualquier proyecto pedagógico.

La Revolución sabe que el modelo educativo de Gabriel García Moreno representa una amenaza para el relato progresista y para el despertar de millones de ecuatorianos que claman por una educación auténtica. Por eso, él sigue siendo uno de los personajes más calumniados de nuestra historia

La revolución educativa: del laicismo al adoctrinamiento progresista

Con la Revolución Liberal empezó la sistemática demolición de la educación cristiana. Se impuso el laicismo, se expulsaron y asesinaron religiosos, y se reescribió la historia nacional bajo un prisma ideológico.

Durante el siglo XX, el influjo socialista penetró las universidades, especialmente a través de las carreras de filosofía, sociología, comunicación, derecho y ciencias políticas. Se promovieron autores como Marx, Gramsci, Freire, y se expulsaron o ridiculizaron a los clásicos cristianos como Santo Tomás y San Agustín. La pedagogía revolucionaria exaltó la rebeldía, el igualitarismo extremo y el rechazo de toda jerarquía natural.

En el siglo XXI, el correísmo perfeccionó este proyecto: introdujo la ideología de género en los currículos, suprimió asignaturas formativas como Moral y Urbanidad, Cívica, eliminó símbolos cristianos, destruyó el carácter del estudiante, empezando por quitarle o eliminarle a las FFAA sus unidades educativas, fomentó ideologías indigenistas como el Sumak kawsay en universidades, y redujo al maestro a un facilitador de directrices globalistas.

El progresismo educativo no es una corriente pedagógica inocente, sino una ideología cultural que ha penetrado el sistema con un proyecto de reingeniería moral y antropológica. Se disfraza de “inclusión”, “igualdad” y “modernidad”, pero su verdadero propósito es otro. Este progresismo ha transformado al alumno en un «constructor de su verdad», y al currículo en una “experiencia flexible y emocional”. No hay jerarquías, ni valores trascendentes, ni bien ni mal. Solo deseo.

Se ha impuesto la idea de que toda estructura religiosa o moral era y sigue siendo opresora. Se desfiguró el concepto de libertad y se colocó al Estado como único garante del bienestar. En esta lógica, la familia está debilitada, la patria ridiculizada, y Dios casi que silenciado. El sistema educativo comenzó a formar ciudadanos sin raíces, sin principios y sin norte.

Ideología trans e infancia trans: el mayor abuso institucionalizado

Uno de los aspectos más peligrosos del progresismo educativo es la normalización institucional de la ideología trans en las aulas, dirigida incluso a niños de preescolar.

Esta ideología afirma que el sexo es una construcción social, que puede cambiarse, y que los niños pueden “autodefinirse” desde temprana edad. Como educador y padre, me aborrece tener que escribir sobre este tema, pero el deber de alertar a los lectores me impulsa a actuar.

En el Ecuador, se exige que los docentes llamen a los alumnos por «identidades auto-percibidas», que los baños sean mixtos, que se oculten los procesos de transición sexual a los padres, y que niños con confusión sexual sean tratados con afirmación ideológica en lugar de orientación real. Lejos de ser inclusión, esto constituye un abuso institucionalizado.”

Se está creando un ambiente en donde:

  • Los maestros que discrepan son amenazados o despedidos.
  • Los niños sin confusión terminan confundidos por exposición precoz.
  • Las escuelas se convierten en centros de validación ideológica, no de formación.
  • Los padres son excluidos de decisiones trascendentales.
  • El Estado asume competencias sobre la conciencia y el cuerpo de los menores.

Recuerdo que un día, conversaba con un colega sobre este tema, y con un tono jocoso y serio me negaba que esto iba a suceder en el país, que tenga prudencia al hablar sobre la ideología LGBTI, que eso solo se da en EE. UU. y en Europa.

Ojo: esta es información casi “privada”, porque quienes ejecutan esta operación saben que cientos de familias y millones de ciudadanos se levantarían en protesta en todo el país.

Educación sexual con enfoque ideológico

La “educación sexual integral” impuesta en Ecuador —inspirada por la ONU, la UNESCO y ciertas ONGs extranjeras— nunca ha enseñado sobre el verdadero amor, sobre la castidad y la responsabilidad, sino en el placer sin moral. Se han invertido millones de dólares en propagar este modelo hipersexualizado y desarraigado de toda virtud y del ámbito familiar.

Se difunden contenidos donde se habla de orientación fluida, pornografía, relaciones múltiples y autonomía sexual desde edades infantiles. Todo esto sin participación de los padres, y muchas veces en contra de la cosmovisión cultural y espiritual de las familias.

Esta perversa educación sexual deforma. Y cuando se impone sin el consentimiento familiar, se convierte en una violación del derecho natural de los padres y una traición al alma del niño.

La narcocultura: un veneno que se infiltra en las aulas

Uno de los enemigos más recientes y devastadores de la educación ecuatoriana es la narcocultura. Este fenómeno no solo destruye vidas en las calles, sino también la familia y la niñez. Las escuelas y colegios se sienten deteriorados por este nuevo estilo de vida.

La narcocultura no solo recluta a los jóvenes más pobres; los seduce con música: canciones que glorifican estos fenotipos peligrosos; series que los presentan como héroes; redes sociales que normalizan el dinero sucio. Todo esto ha invadido la imaginación infantil y juvenil. Basta con entrar a Tik Tok, comentar en contra de videos musicales sobre este tema y en un par de minutos recibirás notificaciones de usuarios de niños, adolescentes y personas con perfil falso insultándote o incluso amenazándote por meterte con ese tipo de música.

Esta cultura antivalores hace que los estudiantes usen el lenguaje narco como símbolo de respeto y liderazgo con sus círculos de amistades.

  • Maestros son intimidados, incluso secuestrados
  • Niños con familiares peligrosos sean vistos como “modelos de éxito”
  • Instituciones callen por miedo a represalias
  • Padres retiren a sus hijos de las escuelas y solo los tengan en casa.

La narcocultura se suma así, al progresismo ideológico, creando una tormenta perfecta: por un lado, se ataca la fe, la moral y la patria; por otro, se introduce el culto al dinero fácil, al poder sin ley y al individualismo sin alma.

Currículos e infiltraciones legales destructivas

El deterioro educativo no es casual, y no es la gran culpa de ciertos gobiernos del siglo 21, sino el fruto de políticas específicas que han pasado desapercibidas pero que han dado resultados desde los siglos XIX y XX:

  • Leyes de educación superior que favorecen facultades socialistas y marxistas en universidades públicas y privadas.
  • Planes curriculares con enfoque de «educación inclusiva y diversa», financiados por ONG extranjeras
  • Promoción de sexualidad con enfoque hedonista desde el MINEDUC
  • Distribución de anticonceptivos sin autorización parental, incluso en zonas rurales
  • Eliminación de capillas, cruces y simbología cristiana en hospitales, colegios y orfanatos
  • Reemplazo del pensamiento clásico por constructivismo radical y pedagogía freiriana
  • Expulsión de la religión como saber formativo en escuelas públicas
  • Exaltación acrítica del indigenismo y del pensamiento mágico como ciencia
  • Fomento de valores «universales» vacíos y neutros que relativizan el bien y el mal

Durante mis años universitarios en prácticas pre-profesionales y cuando hacía misión católica en diferentes partes del país, si bien es cierto se han promovido avances tecnológicos en escuelas, se han olvidado de lo más importante: formar niños con virtudes, amor a su país y conciencia del bien. No se trata solo de tener tablets, sino de tener corazones educados. No se trata de que los niños programen robots si no saben lo que está bien o mal. No se trata de que adolescentes sepan ponerse un preservativo, sino que cuiden, valoren y amen su cuerpo. Y les soy sincero, no solo esto pasa en escuelas y colegios fiscales, sino en las unidades educativas particulares y privadas.

La respuesta contrarrevolucionaria: el caso de FIRMES

A lo largo de los años han existido y existen movimientos y organizaciones en el país a favor de la niñez y la familia (a quienes he admirado desde adolescente y aplaudo con respeto) que dieron una fuerte batalla antes de la Pandemia y cuando fue el tema de la niñez trans en abril 2025.

Hace tres años surgió un movimiento político, FIRMES, el cual ha sido un actor clave en la defensa de la infancia y de la educación. Ha gritado, marchado, propuesto e incomodado (incluso de aquellos que denominamos falsa derecha). Y eso es lo que necesita el país:

  • Marchas masivas contra la niñez trans y la ideología de género en escuelas
  • Charlas contrarrevolucionarias en escuelas, colegios, universidades, parroquias católicas, centros de cultos cristianos, centros barriales, etc.
  • Denuncias virales en redes sociales contra decretos anticonstitucionales
  • Presión política a la Corte Constitucional frente a fallos atentatorios
  • Propuesta de reformas educativas en la Asamblea, con enfoque familiar y moral
  • Campañas en defensa de la educación cristiana y de los valores familiares
  • Creación de materiales pedagógicos alternativos y programas de formación política
  • Denuncias públicas contra programas escolares patrocinados por grupos internacionales con agendas ideológicas

Firmes ha demostrado que la contrarrevolución es posible si hay claridad doctrinal, estrategia política y valentía. El éxito de FIRMES no está en tener millones de simpatizantes, sino en conquistar y despertar, poco a poco, a ciudadanos que quieren un buen presente, un buen futuro.

Una exhortación

Sr presidente: No hay día ni hora de clase en que no inicie con mis estudiantes rezando por usted y por quienes lideran esta nación. Aunque no comparto su línea ideológica, reconozco que estamos en un momento decisivo. El país le ha dado una segunda oportunidad, y con ella, una gran responsabilidad. En el artículo que acompaña este mensaje menciono a un presidente que, en circunstancias similares, supo recuperar a su nación del caos y conducirla hacia la estabilidad. Esa posibilidad está hoy en sus manos. El Ecuador entero espera acciones firmes. Destituya sin titubeos a quienes atenten contra lo más sagrado que tenemos: nuestros niños. Señor Presidente, tiene en sus manos la oportunidad de hacer historia. Que sea una historia digna, porque los libros —y la memoria del pueblo— no perdonan ni olvidan.

A los políticos y asambleístas: ustedes ya saben que sucede cuando atentan contra un país cristiano y conservador, el pueblo se levanta y pelea, más aún cuando se trata de sus hijos. Ustedes son los guardianes de las leyes por los niños y adolescentes en el Ecuador, no se conviertan en traidores a la Patria.

A los jóvenes: Les dejo un mensaje de uno de los pioneros de la defensa de la vida, la niñez y la familia, Dr. Mario Monteverde (+): “Necesitamos jóvenes fuertes, valientes, decididos; que no se rindan ante las dificultades. Necesitamos jóvenes que dejen huella, necesitamos jóvenes que sean generosos con lo que les pida el Señor”

A los padres de familia: Recuperen su rol como primeros educadores. No deleguen el alma de sus hijos al Estado. Exijan, participen, eduquen con el ejemplo. Su indiferencia puede costar el alma de sus hijos.

A los directivos de instituciones educativas: únanse si quizás alguna vez se sientan intimidados por aquellos servidores públicos educativos que quieran atentar contra los niños y adolescentes, y les quieran imponer agendas ideológicas perversas, ustedes no están solos, millones de familias los protegerán. Inviertan y luchen por su personal, formen los para que ellos formen de manera íntegra a sus alumnos.

Y a los profesores: mis queridos colegas, enseñen la verdadera historia del país, no se queden estancados con el libro que se les da para impartir clases, investiguen más. Se cuan sacrificada es su vocación, y sé que quizás tienen miedo perder su trabajo o incluso perder la vida por decir la verdad, pero pueden empezar una auténtica contrarrevolución con una sonrisa a sus estudiantes, con un consejo, con una palabra de aliento. Quizás esos gestos no surtan efecto al instante, ni al mes, ni al año, pero tengan por seguro que, con el tiempo —aunque ustedes nunca lo sepan—, sí darán frutos. Y ese niño o niña, ya convertido en joven o adulto, siempre recordará la huella positiva que dejaron en su vida.

Mensaje final

La educación es tan importante que es la primera atacada por la Revolución para ir deteriorando la Nación, hasta destruirla. En cada aula se forja el destino de un pueblo, y hoy, más que nunca, esta patria necesita una contrarrevolución educativa, firme, lúcida, valiente y cristiana.

Cada uno de ustedes puede hacer contrarrevolución educativa: desde su hogar, desde el aula, desde un escritorio o desde la política.

Seguiré en esta batalla, sin temor a perder lo que sea necesario —incluso la vida— si con ello mi hijo puede crecer en un Ecuador más justo y más digno. Estoy aquí por convicción: porque cada día que dedico a formar a mis niños, a mis estudiantes, estoy sembrando líderes verdaderos para la patria. Esta lucha exige mucho, pero vale cada sacrificio. Y si mi entrega, mi ejemplo o mi voz sirven para encender en otros el amor a la Nación y a Dios, entonces lo daré todo, sin dudar.

FIRMES POR LA EDUCACIÓN, FIRMES POR EL ECUADOR.

2 thoughts on “La Revolución Como Factor de Degeneración en el Sistema Educativo

  1. Jose dice:

    Excelente manifiesto sobre la nefasta mal llamada revolución que lo único que ha hecho a nuestro país el Ecuador es deteriorarlo social, moral y espiritualmente. Soy hijo de Dios, esposo, padre, docente y director además pastor de una iglesia cristiana y esto me ayuda a consolidar una narrativa que ponga fundamentos solidos a las familias.

    1. FIRMES dice:

      Muchas gracias por tu comentario, José, precisamente ese es nuestro enfoque, proponer fundamentos sólidos, más aún si sirven para consolidar a las familias y, como en este caso, desde el ámbito de la educación, por lo que nos alegra mucho que este contenido te resulte útil.

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